¡Estimado lector en la forma apropiada de saludo!
Desde el principio, quiero felicitar de corazón a quienes han trabajado para hacer posible nuestra reunión de hoy.
Me alegro mucho, al menos virtualmente, si de otro modo no es posible, de estar de nuevo con vosotros y de aseguraros todo mi amor fraternal, de enviaros los saludos de nuestro querido hermano el Gran Comandante Supremo Nitzan Gross, del Past Gran Maestre Cristi Iusko, así como de todos los hermanos de Rumania.
Hacía mucho tiempo que no podíamos vernos y darnos la mano y puedo decir :lo echo de menos, pero eso no significa que nuestro trabajo masónico se haya detenido o parado por un momento.
Estoy convencido de que juntos podremos alcanzar las cumbres más altas. Es obvio que todos los logros se consiguieron con esfuerzo, y los esfuerzos no fueron pequeños en absoluto. Pero me pregunto: ¿cuál sería la satisfacción si no trabajara para ellos?
Atravesamos tiempos difíciles y es importante que ahora estemos más unidos y decididos que nunca. Es nuestro deber contribuir al desarrollo moral, intelectual y espiritual de la sociedad. La sabiduría, el amor y la afinidad por la belleza con los que hemos sido dotados deben sustentar nuestras acciones.
Hoy la humanidad entera parece estar en crisis de identidad: ignorancia, inconsciencia incluso… denigración del sentido común y de la razón en detrimento de los excesos y las pasiones, egocentrismo, negación de los valores, todo esto se hace cada vez más visible y es nuestro deber luchar contra estas cosas. Me gustaría hacer un pequeño paréntesis y llamar su atención sobre algunos aspectos que encontramos cada vez más a menudo, en la sociedad, a saber: la ignorancia, la falta de reacción, la falta de iniciativas y de iniciadores, la falta de entusiasmo, la falta de amor por los demás nuestra, la intolerancia llevada al extremo.
Pueden combatirse con el poder de un ejemplo positivo, por lo que lanzar nuevas corrientes, cambiar mentalidades, formar a personas activas que quieran implicarse son y deben seguir siendo algunos de los objetivos del CGLEM.
Os pregunto, hermanos míos:
¿Puede la masonería cruzarse de brazos en este contexto? ¿Qué puede hacer la masonería? ¿Cómo puede llegar al corazón de los Hermanos y cómo puede acudir en ayuda de la humanidad en el siglo XXI? ¿Seguirá la masonería luchando por la verdad, contra la tiranía y el dogma, llevará más lejos la bandera de la humanidad?
La respuesta es SÍ
Debemos militar, luchar contra la ignorancia y sólo mediante la implicación, la perseverancia y la devoción podremos alcanzar todos nuestros objetivos. Es más necesario que nunca volver al primer amor, a la enseñanza que nos legaron nuestros antepasados y que nos guió en los primeros pasos de la espiral, los primeros pasos del aprendizaje.
Pero ayudar a las personas a caminar de forma recta y correcta no será fácil, sobre todo cuando no quieren que se les ayude. Una persona a la que se ha privado de cualquier herramienta con la que hubiera podido desarrollarse y que ha sido envenenada toda su vida con falsos dogmas ya no puede reconocer la verdad ni la necesidad de poseerla. Sin embargo, nuestro deber, como hermanos francmasones, es proporcionar verdaderos modelos de conducta, apoyar las artes en todas sus formas, imprimir en la mente de la gente la idea de justicia, deber y belleza. Sólo así, con el tiempo, se contrarrestarán los efectos nocivos de la sociedad contemporánea.
La gente sólo acepta el cambio cuando es necesario y sólo ve la necesidad en caso de crisis. El hombre moderno debe pensar a escala mundial, debe ver más allá de las barreras raciales, filosóficas y religiosas que la mayoría de las veces le separan de sus semejantes. El llamamiento a la unidad debe ser lo más amplio posible, pero es esencial el llamamiento al interés común por el futuro de quienes nos seguirán. El orden debe restablecer los principios e intereses comunes de todos, y la comunicación es la clave para un nuevo comienzo. Una Europa masónica unida puede ser el futuro, pero el futuro se construye con la unión y no con la disensión, con la fraternidad y no contra la fraternidad, con el consenso y no con el boicot. Luchamos por la armonía, el humanismo, el liberalismo y nos equiparamos para que comience el siglo del renacimiento espiritual y el inicio de una nueva era de grandes revelaciones. Debemos ser fuertes y estar unidos, tenemos valores comunes.
Cada uno tiene su propia personalidad y temperamento, pero el masón debe aprender a ser sabio y templado y a tener en cuenta la libertad y el pensamiento de los demás. No debemos permitir que el orgullo y la soberbia se interpongan en el camino del trabajo común. Debemos olvidarnos de divergencias y rivalidades. No olvidemos que la unión hace la fuerza, y la fuerza vive en la unión.
¡Deja los metales en la puerta del templo!
dejad fuera de vosotros todo lo que pueda dividirnos, todo lo que nos deshumanice y todo lo que vaya en contra de nuestros principios. Nuestro deber es llevar LUZ a la vida de las personas y a la sociedad en su conjunto, y eso es lo que debe guiarnos.
Eso dije yo…
Marius Farkas
Gran Maestro
Gran Logia de la Nueva Ilustración de Rumania