¡Estimado lector en la forma apropiada de saludo!
Es un honor para mí poder dirigirme hoy a ustedes a través de este medio de comunicación. Sé que es muy poco habitual, y ninguno de nosotros había pensado hace unos meses que algo como lo de hoy llegaría a suceder.
Pero hemos aprendido que la naturaleza supera la planificación humana. Ningún político, ningún líder religioso, absolutamente nadie puede decirle a la madre naturaleza lo que tiene que hacer y lo que tiene que dejar de hacer.
Reuniones que se han planificado, construcciones que había que terminar, mercancías que había que entregar. Todo es nada, todo está en suspenso, si pensamos que somos el centro del universo.
La humildad debe volver a nuestras mentes. Humildad para comprender nuestro papel. Debemos aceptar que la naturaleza tiene sus propias reglas. Ignorarlos o tratarlos mal recaerá sobre nosotros. Necesitamos este planeta, pero el planeta no nos necesita a nosotros. El Gran Arquitecto creó la infraestructura: no debemos destruirla ni descuidarla. Ni las reglas de la naturaleza, ni el medio ambiente, ni nuestro clima. Tal vez este brote de un pequeño virus invisible nos muestre las fronteras que necesitamos ver para aprender para nuestro propio futuro.
Hace 75 años -casi el mismo día- momentos que pocos recordamos personalmente -pero que la mayoría conocemos por las historias de nuestros padres y abuelos- terminó la última guerra terrible en nuestras regiones.
Hace 75 años no bastaba con mantenerse a 1,5 metros de distancia en los supermercados o llevar mascarilla en el transporte público.
Hermanos míos: era una época en la que no había supermercados ni transporte público.
Nuestros padres y abuelos nacieron en épocas que hoy son inimaginables para nosotros.
Sus hogares quedaron devastados.
No había comida para alimentar a la familia.
Sus hijos carecían de educación posible.
Sus seres queridos muertos o desaparecidos en países extranjeros.
Su única propiedad solía ser la ropa que llevaban puesta.
Hace 75 años, en toda Europa y las regiones mediterráneas de África.
Surgieron zonas como Israel, donde la gente encontró por fin refugio de regímenes asesinos.
¿Y qué pasó después?
Hubo una increíble maravilla de solidaridad humana. En un espíritu de equipo invisible, todas nuestras naciones crearon un nuevo mundo maravilloso. El espíritu de nuestros padres y abuelos, de nuestras madres y abuelas construyó un mundo mejor que el nuestro. Nos proporcionó a todos una plataforma de educación, abundancia de alimentos, de vivienda, de ropa, de libertad, de realización individual… pero todo junto, tanto que ni siquiera podíamos saciarnos. Casi no había punto de saturación en este proceso. Todos nosotros, cuanto más teníamos, más queríamos e insistíamos.
Ahora nos encontramos en la situación de que de correr cada vez más rápido nos detuvieron bruscamente. Detenido por un pequeño virus que nos muestra nuestras fronteras. Nuestras sociedades están conmocionadas: nadie ha vivido una experiencia semejante, salvo nuestros abuelos y abuelas, hace 75 años.
Quizá haya llegado el momento de darnos cuenta del papel que desempeñamos en este hermoso planeta. O tal vez ha llegado el momento de que nosotros, los masones, digamos de qué se trata.
Las virtudes cardinales que fueron definidas en la historia griega antigua por Aischylos y Platon, llevadas adelante por el filósofo romano Marco Tulio Cicerón, llevadas adelante por el monje medieval Tomás de Aquino hasta el alemán Immanuel Kant.
Sabiduría
Justicia
Valentía
Templanza
Exactamente estas virtudes estaban en el corazón de nuestros padres y abuelos cuando empezaron a reconstruir nuestros países de origen. Además, para nosotros, los masones, debe ser un mensaje para compartir nuestros valores con la gente que nos rodea. Este es el momento en el que debemos compartir NUESTROS valores.
De repente, la gente en los supermercados es respetuosa, en la autopista los conductores parecen amables, en las tiendas la gente sonríe, lo que se puede ver incluso aunque lleve una máscara.
¿Es necesaria una crisis o un drama para ser conscientes de lo que hacemos o de cómo actuamos?
Tengo la impresión extraordinariamente fuerte de que fue necesario un choque para que toda la humanidad se detuviera un momento y encontrara el «conócete a ti mismo» masónico.
En esta etapa podemos seguir los pasos de nuestros antepasados. Ahora tenemos la oportunidad de mejorar nuestras sociedades. En el sentido de moral y ética. En el sentido de estar juntos y cuidarse mutuamente.
Los masones debemos ser ahora la torre de luz de estos valores. Todos y cada uno de nosotros tenemos un papel importante en nuestras sociedades en este momento. Por favor, queridos hermanos, sean conscientes de ello y lleven nuestras ideas a su entorno.
Hemos pasado días en los que los cristianos no hemos podido pasar la Pascua con nuestras familias. Nuestros hermanos judíos se perdieron la Pascua, y nuestros hermanos musulmanes se sienten solos rompiendo el ayuno durante todo el mes de Ramadán.
Si nos fijamos en la tradición del Ramadán, he aquí otro vínculo con nuestra situación actual:
Una de las ideas del Ramadán es que las personas que creen y valoran las palabras de Mahoma lo ven como un símbolo para abstenerse. Sentirse como las personas que no lo tienen todo en abundancia. Detecta qué se siente al tener hambre y sed.
Esto es lo que todos hemos tenido en las últimas semanas. Tuvimos que abstenernos de nuestra vida social. Nos faltaba comunidad. No podíamos ir a los rituales. Nos entró hambre en el alma.
Hermanos míos, ¿no hay un gran grupo en nuestra sociedad que sufre de esto durante todo el año? ¿Personas solitarias en nuestro barrio o en nuestra familia? ¿Hermanos que esperan que les ayudemos?
Que ésta sea también una lección de los tiempos difíciles. Extiende la mano. Si es necesario perdonar, hazlo. Todos hemos sentido lo difícil que era y es estar solo. Esta fue nuestra lección para ser mejores en el futuro. Sin ociosidad, sin resentimiento. Simplemente extiéndelo todo y abrázalo. Empecemos a hacer que nuestro mundo vuelva a ser un poco mejor.
Actualmente estamos en manos de los políticos de nuestros diferentes países. Tienen que decidir lo que hay que hacer y lo que está permitido o no.
En este momento les pido a todos que respeten la situación tan difícil de cada una de estas personas. Son políticos: necesitan contar con asesores en esta situación y tomar decisiones. Puede que tengan razón o puede que estén equivocados. Pero hay que tomar decisiones. Es fácil juzgarlo más adelante, cuando se disponga de más información. Creo que la inmensa mayoría de los responsables políticos se esfuerzan al máximo por el país y sus ciudadanos.
Me asustan más las teorías conspirativas. La gente que cree tener más conocimientos tras 25 vídeos de youtube que tras 25 años de experiencia científica me preocupa.
Si la humanidad puede gastar 2000 Billones de Dólares en armas en un año – como en 2019 – ¡este planeta será monetariamente capaz de superar la situación en la que nos encontramos ahora!
Mis queridos hermanos. Tomémonos virtualmente de las manos ahora. La solidaridad entre nuestras Logias, nuestras Grandes Logias y nuestras Naciones es lo que nos hace fuertes.
Lo que nuestros antepasados consiguieron hace 75 años, lo conseguiremos nosotros en las próximas semanas y meses. El espíritu que obtenemos de la Francmasonería y nuestra creencia en el Gran Arquitecto iluminarán nuestro camino.
No podemos reunirnos en Montebelli esta primavera – pero «Il camino della luce» – sin embargo – «el camino de la luz» está en todos nosotros.
Sean abrazados mis queridos Hermanos. Nuestra solidaridad nos hace fuertes. Nuestras relaciones entre todos los credos y naciones permanecerán siempre.
Eso dije yo…
Karl Walder
Presidente de C.-.G.-.L.-.E.-.M.-.