Reflexión sobre el camino masónico

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¡Estimado lector en la forma apropiada de saludo!

Los eventos y circunstancias de los últimos meses, nos han presentado la muy rara oportunidad de detener por un tiempo la frenética carrera de nuestras vidas cotidianas, y examinar lo que hemos logrado todos estos años que seguimos el Camino Masónico, y evaluar nuestra parte en él, así como nuestras vidas en general.

Para dar una respuesta verdadera y honesta a este problema, sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor, en nuestras vidas personales, nuestras familias, nuestras logias, nuestras sociedades, nuestros países y, finalmente, la humanidad en su conjunto. ¿Vemos felicidad y alegría, amor desinteresado y reciprocidad, unidad de propósito y cooperación, procesos de curación y corazones abiertos, rostros llenos de esperanza e iluminados por la fe?

Mientras la respuesta a estas y otras preguntas similares no pueda ser positiva, nosotros, como verdaderos y honestos masones todavía tenemos mucho trabajo que hacer, como individuos, como miembros de nuestras logias, como miembros de la Fraternidad Masónica Universal. La Francmasonería no es nunca un fin en sí misma, sino sólo un medio y un camino para liberarnos de todos los sentimientos y pensamientos negativos, de todas las ataduras y cargas, de todos los prejuicios y concepciones erróneas, y ofrecer con toda humildad este nuevo yo más elevado y luminoso al servicio del Gran Arquitecto del Universo, es decir, al servicio de nuestros hermanos y semejantes, y de todos los seres vivos de esta Tierra. Nuestro legado masónico nos proporciona de forma abundante todas las herramientas e instrucciones de trabajo necesarias.

La humanidad, por primera vez en toda su historia, experimenta hoy una aflicción extremadamente peligrosa. Nuestra propia existencia está amenazada, nuestro modo de vida y nuestro conjunto de valores están en entredicho. Sin embargo, no se trata de una situación sin precedentes. Sabemos bien lo que está mal, aunque no lo admitamos. Conocemos bien el remedio, aunque preferimos buscar en otra parte.

La solución a éste y a todos los problemas futuros no vendrá de nuestras propias mentes. Vendrá del Gran Arquitecto del Universo, cuyo mero instrumento somos nosotros, a través de nuestros corazones abiertos, puros y humildes.

Queridos hermanos, no estamos solos. Renazcamos en la fe y la confianza. Profesemos en nuestras vidas nuestro agradecimiento por todos los dones que recibimos constantemente. Reavivemos nuestro respeto por lo sagrado. Seamos más abiertos de corazón, más creativos espiritualmente, más verdaderos ejemplos de lo que es bueno y brillante en la vida. Trabajemos y oremos todos juntos, para que podamos llegar a ser dignos de recibir la guía y la ayuda divinas, y para ofrecer esto a todos los que no son tan afortunados como nosotros, para que ellos también puedan encontrar consuelo y apoyo y la entrada a la Hermosa Puerta del Sendero de Sanación que conduce a la Verdad, la Vida y el Amor.

Eso dije yo…

Kimon Theodoropoulos

Gran Maestre

Gran Logia Regular de los Francmasones de Grecia